Los años 1970 hasta 1974...
Los acontecimientos felices que recuerdo de mi infancia están relacionados con mi familia, mi escuela y mis regalos como los dos álbumes de Nana recibidos a la edad de cinco años. Desde entonces no he dejado de escuchar sus canciones y de interesarme en ella. Ya en esta época, hablaba de ella con mis familiares, tanto por el lado de mi madre que de mi padre. Pronto descubrí que toda la gente la conocía y que yo no era la sola persona que tenía discos de ella. Durante este período, hay cuatro anécdotas particulares de que conservo recuerdos. Después, un sueño inimaginable concretó esos cuatro años de pasión.
POR EL LADO DE MI MADRE
Mamá conocía a Nana Mouskouri. Cuando oyó mi primer 33 rpm, me señaló la calidad de sus grabaciones; la voz, la música y el sonido. Para recompensarme por mis buenos boletines escolares, me dio dos de sus álbumes. Los discos, es siempre lo que pedía como de regalo. Era cierto que iba a escucharlos, mientras que después de un rato, me cansaría de mis juguetes.
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Monique (1948-2013), la hermana de mamá, me hizo conocer a Nana. Sin saberlo y sin quererlo, ella me trasmitió esta pasión. Me dio mis dos primeros microsurcos. Nunca compró otros porque le gustaba la diversidad. Cada vez que iba a su casa, la radio estaba en CFGL-FM, una estación que emitía en prioridad la Canción francesa. Durante su luna de miel en Walt Disney World en Florida, me envió una tarjeta postal en la que escribió que me gustaría eso tanto como Nana. |
POR EL LADO DE MI PADRE Durante años, toda la familia Robert visitaba a Tía Viviane (1925-2019) en Trois-Rivières por la cena de Año Nuevo. Mientras que miraba sus discos, encontré "Quatre soleils". Cuando le hablé de esto, me dijo cuanto encontraba su voz relajante. Poco después del almuerzo, cuando sus hijos habían regresado a la escuela, tenía la costumbra de alargarse sobre el sofá y cerraba los ojos escuchando este disco. Cada vez que regresábamos a su casa, me acordaba de esto. Unos años más tarde, su marido compró un otro: "Dans le soleil et dans le vent". |
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Poco después, supe que mi padrino Gérard (1928-2012) tenía "Le disque d’or" y "Récital 70". Le gustaba escucharla mientras que enyesaba y pintaba. Era su cantante preferida con Vicky Leandros y Dalida. Más tarde, compró algunos otros álbumes. Tía Alice (1912-2007) miraba todos sus conciertos televisados con su marido. Me conservaba sus artículos de prensa. Y papá (1933-2004) encontraba que Nana no es una artista pretenciosa. Él sabía que yo no tenía el álbum de Tía Viviane. Porque había sido amable, me lo compró.
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CUATRO ANÉCDOTAS 1- A mi regreso de la escuela, fui a la tienda por departamentos la más cerca para comprar un disco. Dado que tenía sólo seis años de edad, no sabía contar. Entonces tuve que regresar con el dinero que faltaba. |
PUBLICIDAD SORPRESA Un sábado de agosto de 1974, mi padre hojeaba la sección Arts & Spectacles del diario La Presse. Cuando dio vuelta una página, vi una foto de Nana. ¡Era una publicidad de su próximo concierto en Place des Arts! ¿Cómo esto podía ser posible? En el pasado, toda la familia fue a ver al Circo de Moscú en la Arena Maurice-Richard. ¿Pero era posible rehacer una hora de carretera, esta vez para el espectáculo de Nana? Hasta entonces, eso nunca me vino a la mente y para gran satisfacción mía, la respuesta fue positiva. ¡No solamente mamá y papá iban a acompañarme pero también mi hermana! Tía Nicole, que nos visitaba este fin de semana, se encargó de la compra de los boletos. Ella también decidió venir con nosotros. Mientras tanto, había fabricado cupones de respuesta y toda la familia los había llenado. |
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EL GRAN DÍA Viernes, 13 de septiembre era el gran día. Después de tantos años escuchando sus discos, iba a verla en persona. Para esta salida excepcional, mi madre me había cosido un traje marrón. Estaba febril pero un poco contrariado porque no habíamos traído la cámara y también porque iba a perder la entrevista presentada la misma tarde en la televisión. Me acuerdo del camino emprendido, principalmente la carretera 132 que bordea el río San Lorenzo y que nos lleva hasta el puente Jacques-Cartier. A nuestra llegada en Montreal, nos fuimos a cenar en Da Giovanni. Poco antes de las 20 horas, hemos integrado la sala Wilfrid-Pelletier. Estábamos en la duodécima fila. Tenía el asiento número 40, el más cerca del centro. El momento del concierto que más me impresionó es cuando Nana entró en el escenario. Yo había exclamado: «¡Ella es bella!». Después del espectáculo, mi padre me acompañó en los bastidores para que pudiera encontrarla. Me acuerdo que estaba solo entre grandes personas que pasaban antes de mí. Finalmente, me vio y me habló con mucha gentileza. En mi revista de conciertos, me firmó: "Para Stéphane un beso grande." Cuando me fui, justo antes de franquear la puerta, gire la cabeza para verla una última vez. Y para mi sorpresa, ella y todos los demás me miraban. |
EL DÍA SIGUIENTE
Volvimos tarde y el día siguiente pensaba en la emoción de la noche anterior. Estaba colmado de verla en concierto y de encontrarla. Pero al mismo tiempo, era el pasado y esta tarde marcaba el final de un episodio. Ya tenía 10 álbumes y 5 sencillos y mis padres no me compraban más de estos. Pero dado que la escuchaba regularmente, sentaba la necesidad de descubrir otras canciones. Además, volver a ver Nana en concierto es un sueño que me atormentará durante años. Tenía 9 años y empezaba a desarrollar una otra pasión: la geografía. Dibujaba mapas y tenía sed de descubrir el universo. Coleccionaba los folletos turísticos y principalmente las mapas de carreteras. Mi profesora del cuarto grado, Señora Frenette (1920-2019), le encantaba también la geo. Durante el recreo o después de la escuela, me contaba sus viajes. Le impresionaba que un joven de mi edad sea un admirador de Nana Mouskouri y que conozca de memoria las capitales de todos los países. |
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Mis primeros discos: 10 álbumes y 5 sencillos. Folletos y mi mapa que representa los idiomas del mundo.
UNA ÉPOCA DE MI VIDA
Los años 1970 hasta 1974 corresponden a una época muy especial de mi vida. Estos me hicieron conocer momentos inolvidables. Mientras que los cuento tengo la impresión de volver a vivirlos un poco. Hoy me doy cuenta de lo bueno de acordarse de la maravilla de nuestra juventud. Lamentablemente, poco a poco la vida nos lleva a perder esta mentalidad tan preciosa. Aunque en esta época era un niño en pleno crecimiento, este entusiasmo persistente por Nana y su música no había acabado de asombrar alrededor de mí.