España
Barcelona - Palau de la Música
Viernes, 21 de febrero de 2014 - 21h00
Este espectáculo está fijado en el Palau de la Música. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el teatro es conocido por su arquitectura única. A pesar de sus ciento seis años de existencia, ha conservado su sello de antaño con sus mosaicos, sus vidrieras, sus esculturas y sus lustres. ¡Para los 2.000 espectadores que acuden a cada actuación, es una delicia para los ojos!
Después de haberme ubicado en mi asiento, no puedo dejar de observar la sala durante varios minutos. Está constituida por dos balcones y un órgano. El decorado es suntuoso. Estoy fascinado por el techo de vidrio coloreado con forma de campana invertida y el magnífico mosaico con el busto de las siete musas del arte en la parte de atrás del escenario. Los instrumentos están en su lugar y una rosa blanca está colgada sobre el micrófono de Nana.
Cuando los músicos entran al escenario, todas las miradas se vuelven hacía ellos. Llevan pantalones y una chaqueta de color negro con una camisa y un nudo blanco. Luciano está al teclado, Philippe detrás de sus platillos, sus congas, sus bongos y su clarinete. Pili con su bajo y Yannick con su guitarra clásica o eléctrica. Después de la introducción musical, Nana aparece vestida con una soberbia blusa con lentejuelas y una falda roja. |
Nana empeza su presentación en español. Luego recurre especialmente al inglés. La tarde avanza como un crescendo con un programa internacional. A través de las canciones, el ambiente se calienta. Su nerviosismo se desvanece gradualmente y se deja llevar por la música. Su rostro se ilumina y se vuelve más expresiva en sus gestos. Sus transiciones de una octava a otra suscitan el entusiasmo del público. Que cante detrás del micrófono o con el en sus manos, Nana se mueve poco. Se concentra y toma el tiempo de mirar a los espectadores. Por su medley jazz, se sienta en un taburete cerca del piano. |
La canción más esperada de la tarde es sin duda "Libertad". Este clásico de Verdi evoca ciertos períodos de la historia y tiene un significado particular en cada país. Desde las primeras palabras, muchos expresan su satisfacción y comienzan a tararear. Con "Siboney", como última llamada, el público está colmado y no puede dejar de aplaudir su vuelo musical.
Durante la tarde, Nana presenta su hija Lénou. Vestida con una camisa roja y con pantalones negros, canta tres canciones. Su asombrosa interpretación de "Alfonsina y el mar", en homenaje a Mercedes Sosa le vale una ovación de pie. Emocionada, Lénou tiene lágrimas en los ojos. Hacia el final de la tarde, con su madre, canta un folklore catalán que luego el público retoma. Las dos cantantes hicieron lo mismo en turco, en hebreo y en neerlandés en otros países.
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Durante casi dos horas, hemos beneficiado de un programa generoso y sin interrupción. A casi 80 años de edad, Nana tiene una energía y una memoria extraordinarias. A ella le encanta estar en el escenario y se impone desafíos cuando aleja el micrófono para cantar A Capella y explota diferentes octavas. El público vino para ver a Nana, lo que no puede hacer mientras que escucha sus discos. ¡ Entonces, que privilegio de estar en su presencia en un teatro tan hermoso! |
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